La dama de la noche de los gritos
La noche oscurecida
por el tañir sonoro
de los gritos lejanos
y del ardiente coro
de la muerte que acecha.
La noche languidece
envuelta en el sudario
del grito moribundo
del viejo campanario
profundo de tristeza.
La joven calla y tiembla
sumida en sombras grises
que acechan en la noche
con sus negros matices
y con sus alas negras.
El grito se repite
horrible, blanco y fuerte,
e implora la caricia
y el beso de la muerte
con su dulce ceguera.
Y la muerte no llega,
ni llega su negrura
ni su dolor descansa
ni acaba la tortura
que su cuerpo lacera.
Y la joven, desnuda
con sus pechos turgentes,
se aleja de su lecho
y corre entre las fuentes
tan blanca y tan ligera,
con los ojos vacíos
y los labios sensuales
tan rojos y tan fríos
que ríen demenciales,
en su fugaz carrera.
Se encuentran en la noche.
Sus dulces pechos toca
amándola un momento,
besándola en la boca
con sus labios de piedra.
Su cuello roza leve
y besa con placer
amándola, inocente,
amando piel a piel,
tomando dulcemente
su sangre de mujer
que no le sabe a muerte
si no le sabe a miel.
Mel et lac sub lingua tua
Cantar de los cantares
2 comentarios:
Buen poema amor, eso de correr desnuda por las fuentes es literal :P
Ahora en serio, esta genial.
Un beso amor
Tami
me alegra que te haya gustado cari. Este tipo de poemas vampiricos son divertidos de hacer ^.^ Besos.
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